No hace falta ser un genio para comprar una propiedad en Italia, pero sí hay que entender cómo “funciona” el dinero. En otras palabras, ¿pueden los no residentes abrir cuentas bancarias y conseguir hipotecas en Italia? La respuesta es “sí”. ¿Existen requisitos y/o restricciones bancarias especiales que los extranjeros deban tener en cuenta? De nuevo, “sí”. ¿Hay recursos disponibles para ayudar a navegar por una burocracia desconocida? Una vez más, la respuesta es “sí”.

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Los extranjeros pueden abrir un “conto estero”, o cuenta de no residente, en la mayoría de los bancos italianos. La documentación necesaria incluye: pasaporte, tarjeta de residencia o prueba de empleo, una factura reciente de servicios públicos (prueba de residencia) y un código fiscal (“codice fiscale”). Los turistas no suelen abrir cuentas bancarias en Italia, sino que confían en el efectivo, los cheques de viaje, etc., pero a los no residentes con segundas residencias en Italia les suele resultar más cómodo y menos costoso hacer sus operaciones bancarias en una institución financiera italiana. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los depósitos deben hacerse en euros importados o en moneda extranjera. En el lado positivo, usted no estará sujeto a la retención de impuestos sobre los intereses obtenidos con una cuenta de no residente, a diferencia de una cuenta de residente. Además, las cuentas de no residentes devengan intereses a un tipo mayor que las cuentas de residentes.

Las tarifas, los servicios y las comisiones bancarias varían considerablemente; compare antes de abrir cualquier cuenta. Puede abrir cuentas por correspondencia, si es necesario, pero la recomendación general es hacerlo en persona, lo que le ayudará a establecer una relación de trabajo personal con el banco que elija, lo que puede ser beneficioso si necesita un préstamo hipotecario para comprar una propiedad.

Una vez que haya completado los pasos preliminares de la compra y esté listo para solicitar una hipoteca, hay una serie de elementos que debe tener en cuenta. Sepa de antemano que el proceso de solicitud suele ser largo y con mucho papeleo; la diligencia y la paciencia se verán recompensadas. Lo positivo es que los considerables trámites burocráticos también sirven para proteger tanto al comprador como al vendedor.